viernes, 16 de octubre de 2009

El continente de Lemuria (tierra de MU)


Lemuria constituíria un gigantesco continente, anterior a África y a la Atlántida que habría sido destruido por efecto de terremotos y fuegos subterráneos, y sumergido en el fondo del océano hace algunas decenas de miles de años, dejando sólo como recuerdo suyo varios picos de sus más altas montañas, que ahora son otras tantas islas.
Este vastísimo continente, comprendería Sudáfrica, Madagascar, Ceilán, Sumatra, Océano Índico, Australia, Nueva Zelanda, extendiéndose hasta gran parte del sur del Océano Pacífico.
Llamado el continente perdido y también conocido por los teosofistas del pasado siglo por la tierra de MU, no parece habernos dejado mucha información, pues su origen parece perderse en el origen de los tiempos, fue una cultura misteriosa que alcanzó un desarrollo tecnológico muy elevado, parece ser que su tecnología se apoyaba en el uso de cristales, probablemente tratados artificialmente para emitir y activar desconocidas fuentes de energía, probablemente estos cristales eran capaces irradiar diversos tipos de energía capaces de alterar la materia física, siendo éstas energías utilizadas tanto para la guerra como para la medicina, la industria, la comunicación o el transporte, esto es muy probable que nos ocurra a nosotros dentro de unas décadas, ya utilizamos el laser para la medicina, y pronto tendremos ordenadores de fotones también, y poco a poco iremos incorporando la luz a la electrónica, en fin, podemos entender que estos cristales que según cuenta la leyenda se utilizaban en Lemuria podrían ser muy bien instrumentos diminutos de alta tecnología. En cuanto a su ubicación todo indica que se sitúa en el océano Pacifico, pudiendo considerarse la puerta de Lemuria la cordillera de los Andes, al igual que se consideró la puerta de la Atlántida a la cordillera africana de Atlas y al Peñón de Gibraltar, formando ambos las famosas columnas de Hércules. El origen de la civilización lemuriana es difícil de establecer al perderse en la antigüedad, se sabe que su decadencia dio paso a la Atlántida, los lemures seguramente fueron descendientes de los antiguos dioses, coetáneos de los dioses preolímpicos, con quienes probablemente tuvieron fuertes enfrentamientos. Los lemures al parecer adoptaron como signo de identidad la serpiente que simboliza la antigua sabiduría, el renacimientos y la regeneración, no hay que olvidar que éste símbolo representa la medicina, y en particular la ciencia de los medicamentos, la farmacia.
Las últimas investigaciones sobre ésta cultura legendaria indica que tenían algún tipo de relación con el grupo de estrellas de las Pléyades, o por lo menos ésta parte del cielo tenía un particular interés para ellos. Probablemente diversos cataclismos naturales y cósmicos que en el pasado afectaron a la tierra destruyeron parte de su cultura y civilización, los conflictos y guerras internas los dispersaron y perdieron su cohesión social y comercial. Parece ser que el esplendor de ésta civilización se sitúa alrededor de los 100.000 años antes de Cristo, es muy probable que el periodo glaciar que se produce unos 80.000 años antes de Cristo, junto con los demás acontecimientos iniciaran un proceso de decadencia cuyos últimos vestigios desaparecen con la llegada del llamado diluvio universal.
Podríamos identificar a los lemures como a los descendientes de aquellos Dioses que “viendo hermosas a las hijas de los hombres las tomaron y se unieron a ellas “. Se cree que los descendientes de los Lemures después de los diversos cataclismos cósmicos se ocultaron bajo tierra en diversos túneles realizados en el continente americano y otros lo intentaron en los Andes y demás alturas de Chile y Peru. Muchas de las islas del océano Pacífico y en especial la Isla de Pascual originalmente estaban bajo la influencia de la civilización de Lemuria. Una pregunta interesante, pudieron sobrevivir algunos de los conocimientos de Lemuria, parece difícil por el tiempo transcurrido, pero si se piensa que durante un tiempo intentaron sobrevivir bajo tierra, cabe pensar que algo haya sobrevivido aunque no deja de ser difícil superar el paso de tantos milenios.

El caso de David Lang



El ampliamente conocido el caso de David Lang quien supuestamente habría desaparecido el 23 de septiembre de 1880 en el pueblo rural de Sumner cerca de Gallatin , Tennessee. Según el relato , reproducido por numerosos y muy conocidos autores con Nandor Fodor , Frank Edwards, Harold T. Wilkins , etc (ver referencias) , el protagonista regresaba a su casa después de un viaje de negocios.Antes de ingresar en la propiedad optó por recorrer unos pocos metros de terreno hasta llegarse donde estaban sus caballos a quien deseaba revisar.En ese preciso instante se aproximaban en un carruaje dos conocidos vecinos el Juez August Peck y su cuñado Wade.


De pronto ante la mirada atónita de los recién llegados y de su esposa y e hijos Sarah Emma y George que lo observaban desde la ventana de la casa , David desapareció en medio de un terreno carente de arboles y accidentes geográficos. Solo una planicie cubierta de hierba.La búsqueda se extendió por un terreno sin oquedades conformado por piedra caliza y demostradamente firme . Participaron policías y sabuesos . Incluso se habrían hecho presentes el escritor Ambrose Bierce y un sabio austríaco o alemán Dr. Hern se refirió a lo que podríamos definir como “vórtices donde las personas pueden desaparecer”.


La esposa habría quedado inválida aguardando inútilmente la vuelta de su esposo.La saga de esta historia se completaba con el testimonio de su hijos quienes afirmaron que la primavera siguiente (marzo-junio de 1881) hallaron en el preciso sitio de la desaparición un círculo en la hierba con menos crecimiento que el resto de la pradera de unos 5 metros de diámetro . Sarah Emma quien contaba con 11 años de edad llamó desesperadamnete a su padre y para su enorme sorpresa una voz , presumiblemente la de su progenitor , le contestó pidiendo por ayuda , al tiempo que se desvanecía en el espacio.En días posteriores la señora Lang se trasladó al mismo sitio escuchando la tenue voz de su esposo.